Iberdrola enfrenta un doble revés en su narrativa verde. En Reino Unido, su filial Scottish Power recibió una sanción por publicidad engañosa. En España, la eléctrica perdió la demanda contra Repsol.
Judith Victoria Cherquis
Iberdrola, con Ignacio Sanchez-Galán al frente de la presidencia y José Luís Fernández Peña, alias “Chunda”, su director de Comunicación, tropieza en dos frentes clave mientras busca consolidar su imagen de referente en sostenibilidad. En Reino Unido, su filial Scottish Power recibió una sanción por publicidad engañosa. En España, la eléctrica perdió una demanda contra Repsol por acusaciones de competencia desleal y greenwashing. Los dos casos exponen las fisuras entre el discurso corporativo verde y las prácticas reales de las grandes energéticas.
El marketing verde como terreno de disputa
La sostenibilidad se convirtió en el eje central del relato empresarial. En plena transición energética, las compañías buscan posicionarse como agentes del cambio. Sin embargo, ese viraje discursivo alimenta tensiones crecientes entre lo que se comunica y lo que ocurre tras bambalinas. Los organismos reguladores empiezan a intervenir. Y la presión judicial también.
Iberdrola, una de las eléctricas que más ha impulsado su perfil verde, quedó expuesta por partida doble: primero, en Reino Unido, por malas prácticas publicitarias; después, en España, por un intento fallido de deslegitimar a un competidor.
Sanción a Scottish Power en Reino Unido por publicidad engañosa
En febrero de 2025, la Advertising Standards Authority (ASA), organismo regulador británico, sancionó a Scottish Power, filial de Iberdrola, por violar el código publicitario.
La publicidad cuestionada se emitió durante el programa Amazing Spaces, del arquitecto George Clarke, en Channel 4. El contenido comenzaba con el texto “George Clarke's amazing green spaces” y mostraba al presentador hablando sobre soluciones sostenibles ofrecidas por Scottish Power. Aunque incluía el símbolo #ad durante 12 segundos, el formato replicaba casi por completo el estilo del programa.
La ASA concluyó que el anuncio no se diferenciaba del contenido editorial y podía inducir a error a los espectadores. Prohibió su reemisión en su forma actual. No impuso una sanción económica, pero exigió que la empresa dejara clara la naturaleza comercial de sus futuros anuncios.
No se trata de un hecho aislado. En 2016, Scottish Power ya había recibido una multa de 18 millones de libras por parte del regulador energético Ofgem debido a fallos graves en su servicio de atención al cliente, incluyendo errores de facturación y gestión de quejas.
Iberdrola pierde la demanda contra Repsol por greenwashing: el tiro por la culata
En febrero de 2024, Iberdrola presentó una demanda ante el Juzgado de lo Mercantil Nº 2 de Santander. Acusó a Repsol de competencia desleal y publicidad engañosa, al considerar que su campaña sobre combustibles renovables proyectaba una imagen irreal de sostenibilidad, incompatible con su negocio principal basado en hidrocarburos.
Iberdrola cuestionó la presencia de estos mensajes en medios digitales y prensa, alegando que inducían a error sobre el compromiso de Repsol con la transición energética. Sin embargo, en febrero de 2025, la Justicia rechazó por completo la demanda. El juez no encontró evidencia de que la publicidad o la web de Repsol llevaran a confusión. Afirmó, además, que el consumidor español identifica claramente a Repsol con la venta de combustibles fósiles, por lo que la campaña no resultaba engañosa.
Se trató del primer juicio en España por greenwashing entre grandes empresas del sector energético. Aunque la sentencia puede recurrirse, la resolución representa un golpe simbólico para Iberdrola en su intento por posicionarse como la alternativa más limpia del mercado.
Autocontrol ya había desmontado la acusación de Iberdrola
Antes de llevar a Repsol a los tribunales, Iberdrola intentó desacreditarla mediante una reclamación ante Autocontrol, presentada en enero de 2024. Alegó que la campaña de combustibles 100% renovables resultaba engañosa y vulneraba el principio de veracidad. En abril, el Jurado de Autocontrol desestimó la denuncia de forma contundente. Consideró que Repsol informaba con claridad sobre la disponibilidad limitada de estos nuevos combustibles y que no inducía a error al consumidor medio.
El organismo también remarcó la falta total de pruebas por parte de Iberdrola para cuestionar el carácter renovable de los productos promocionados. Como cierre del procedimiento, impuso a Iberdrola el pago de las tasas procesales. Lejos de reconsiderar su estrategia, la compañía decidió escalar el conflicto al plano judicial, pese al precedente regulatorio en su contra.
Entre la sostenibilidad real y el uso oportunista del relato verde
Los dos episodios trazan una línea común: la sostenibilidad funciona como estrategia de poder. Scottish Power incurrió en opacidad al camuflar una acción comercial dentro de un programa de televisión. Iberdrola, en lugar de reforzar su liderazgo verde con hechos, eligió atacar sin base sólida a un competidor.
El resultado fue doble: exposición reputacional y derrota institucional. La ofensiva terminó por cuestionar no a Repsol, sino a la propia Iberdrola.
El discurso verde no alcanza cuando opera como fachada. La transición energética exige compromisos verificables y coherencia entre mensaje y acción. En un escenario donde la ciudadanía exige autenticidad, las empresas que intentan controlar el relato sin sustancia detrás corren el riesgo de que ese relato se vuelva en su contra.
Otras noticias previas sobre Iberdrola:
Llueven chuzos sobre la imagen de Sánchez-Galán, presidente de Iberdrola
Sánchez-Galán y el polémico “Chunda” al frente de su controvertida imagen