José Justo
Los efectos del caso Walkírya Carvalho colean aún en las redes sociales de Brasil. La empleada de la empresa Neoenergía, filial del grupo Iberdrola, fue despedida hace unas semanas, tras incorporarse de una baja maternal. Walkírya llevaba en la eléctrica 12 años, ocupando varios puestos y siendo promocionada en varias ocasiones. Pero al intentar incorporarse de la baja laboral de su segundo hijo no le dejaron ni recoger sus pertenencias.
Walkírya explicó su caso en un post de LinkedIn y el revuelo ha sido mayúsculo, con centenares de comentarios y miles de likes. Este post se convirtió francamente en viral. La crisis reputacional y de imagen ha salpicado no solo las redes sociales del Brasil sino que ha llegado también a las altas instancias de Iberdrola en España. Pero su Presiente, Ignacio Sánchez-Galán, haciendo gala de su impertérrita egolatría, ha permanecido inmutable.
Los ejercicios de soberbia de Sánchez-Galán, uno de los Presidentes del Ibex más altivo y con más boato de imagen a su alrededor -muy bien pagado, por cierto-, que presume de patrocinar el deporte femenino, ya casi no sorprenden. Las pifias recientes de su gestión -su cruzada contra Repsol y el ciberataque a 850.000 de sus clientes españoles, entre otros, se le están acumulando. Y, al unísono, en muchos círculos de Madrid su figura se está deteriorando progresivamente.