Pablo González, entre periodista independiente y espía

agosto 5, 2024
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Putin recibe a Pablo Gonzalez
Putin recibe a Pablo Gonzalez

La historia de Pablo González, conocido también como Pável Rubtsov, es un intrincado relato de libertad de prensa, espionaje, identidad y política internacional

Roberta Barbieri Klein

En febrero de 2022 Rusia comenzó su invasión a gran escala a Ucrania En ese momento periodistas de todo el mundo acudieron a la frontera polaco-ucraniana para cubrir la crisis humanitaria de los refugiados. Entre ellos estaba Pablo González, periodista independiente español que desde 2019 trabajaba en Polonia para varios medios como EFE y Voice of America. Pablo era conocido en Varsovia por su carácter extrovertido y su afición a la cerveza y los karaokes. Su vida tomó un giro dramático cuando fue arrestado en Polonia el 28 de febrero de 2022: quinto día de guerra.

El quinto día de la guerra ya estaba detenido

Ese día, González fue detenido en una pequeña localidad polaca cerca de la frontera con Ucrania. Las autoridades polacas, en colaboración con agencias de inteligencia occidentales, sospechaban que González, cuyo nombre de nacimiento es Pável Rubtsov, era en realidad un espía del Kremlin. Según fuentes de inteligencia, los servicios secretos polacos llevaban tiempo siguiendo sus movimientos. González, quien nació en Moscú en 1982, es nieto de un niño de la guerra español que fue acogido en la Unión Soviética durante la Guerra Civil Española. A los nueve años, se trasladó a España con su madre tras la separación de sus padres, adoptando el nombre de Pablo González.

Tras su arresto, González pasó dos años y cinco meses en una prisión polaca sin que se celebrara juicio. Sus amigos y familiares, incluyendo su esposa y tres hijos en España, negaron enérgicamente las acusaciones de espionaje. Durante su detención, diversas organizaciones y figuras públicas, como su abogado Gonzalo Boye, defensor también del expresidente catalán Carles Puigdemont, clamaron por su liberación. Boye criticó la falta de cargos formales y el trato recibido por González en Polonia, donde pasó la mayor parte del tiempo en un área de máxima seguridad con acceso limitado al aire libre.

Pablo González: De periodista independiente a espía canjeado en un intercambio histórico entre Rusia y Occidente

El 1 de agosto, González fue liberado como parte del mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. El Kremlin liberó a 16 detenidos y recibió a ocho prisioneros rusos desde varios países occidentales, como Eslovenia y Polonia. En un acto inusual, el presidente ruso Vladímir Putin recibió a los canjeados con honores en el aeropuerto de Vnukovo, donde estrechó la mano de González y otros liberados.

Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó que algunos de los liberados eran agentes del FSB y del GRU, la inteligencia militar rusa. Entre ellos se encontraba Vadim Krasikov, un espía-sicario condenado en Alemania. Peskov también mencionó que un agente del GRU, cuyo padre en Moscú había apoyado su resistencia durante la detención, formaba parte del intercambio.

Polonia declaró el caso de González como secreto por razones de seguridad nacional. Según el abogado polaco Bartosz Rogada, conocía las acusaciones concretas pero no podía revelarlas debido a la clasificación del caso. Las autoridades polacas acusaron a González de “participación en actividades de inteligencia extranjera contra Polonia“, un delito que podría conllevar hasta 10 años de prisión. Se sospechaba que estaba recabando información sobre rutas de suministro de armas hacia Ucrania, complementando datos de inteligencia obtenidos por satélite.

El jefe del MI6 británico, Richard Moore, se refirió a González como uno de los espías “ilegales” operando en Europa y destacó que cuando fue arrestado, preparaba su entrada en Ucrania para participar en esfuerzos desestabilizadores. Fuentes de inteligencia europeas y el CNI español también consideraban a González un agente del GRU o del SVR, corroborando su inclusión en el canje por parte de Rusia.

Los servicios secretos de Kiev ya habían detectado a González en febrero de 2022 mientras filmaba en el Donbás sin la acreditación de periodista requerida. Fue interrogado, su teléfono móvil clonado y se le instó a abandonar el país.

¿Periodistas de investigación y espías, manejan los mismos datos?

Además, según artículos de investigación de medios independientes rusos como The Insider y Agentstvo, los servicios secretos encontraron en sus dispositivos electrónicos informes sobre sus encuentros con opositores rusos, asistentes a actos de la disidencia y periodistas. También una lista detallada de gastos efectuados y previsión de ellos. Abundaban los informes sobre la Fundación Boris Nemtsov, el opositor ruso asesinado en 2015, y los cursos de verano que organizaba, con participantes de todo el mundo. Agentstvo cita a dos fuentes de inteligencia que afirman que González tuvo una relación con una de las hijas de Nemtsov, Zhanna Nemtsova, y aprovechó el vínculo para copiar información privada de su ordenador. Nemtsova ha rechazado hablar del caso y asegura que ha firmado un acuerdo con Polonia para guardar silencio.

González supuestamente también elaboró informes sobre encuentros mantenidos en España, como el celebrado en abril de 2016 en Madrid, donde conoció al destacado opositor ruso Ilia Yashin, perseguido en Rusia y condenado en 2022 a ocho años y medio de cárcel por criticar la guerra de Rusia contra Ucrania. Ocho años después, ambos formaron parte del histórico intercambio: Yashin, junto a otros disidentes, viajó de Rusia a Alemania; González llegó a Moscú acompañado de un grupo de espías y contrabandistas.

Boye, su abogado, que critica las condiciones de su detención y que Polonia nunca haya llegado a judicializar el caso, asegura que esos informes que citan los servicios de inteligencia no son otra cosa que “sus crónicas para medios españoles”.

Qué dice España

El Gobierno español ha declinado manifestarse sobre la liberación de González, pero su posición oficial en este caso se ha diferenciado de la que ha mantenido con otros presos españoles en el extranjero. Sin embargo es curioso que José Manuel Albares defendió la inocencia e inmediata liberación de Santiago Sánchez Cogedor y Ana Baneira Suárez. Ambos periodistas detenidos entonces en Irán en plenas protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini (por no ponerse el velo, como recordareis). En cambio, en el caso de Pablo González, el jefe de la diplomacia española se limitó a reclamar que se acelerase el juicio. Albares pidió se permitiese a España brindarle asistencia consular sin valorar su caso.

El entorno de González asegura que su intención es volver a España. En nuestro país no tiene ninguna causa abierta. Podría hacerlo y moverse con libertad, salvo que Polonia activara una orden de detención contra él. Esa sería una posibilidad que se remota una vez que lo ha excarcelado.

El problema de González es que su pasaporte español fue confiscado por las autoridades polacas. De esta forma, necesitaría que las autoridades españolas le expidiesen un nuevo documento español.

El trámite no está garantizado: fuentes gubernamentales recuerdan que no está reconocida legalmente la doble nacionalidad ruso-española, y si intentase entrar como ciudadano ruso, tendría que solicitar un visado.

Putin a pie de pista dando la bienvenida a los canjeados

Al recibir a los canjeados, Putin agradeció su lealtad y servicio a la patria, destacando la importancia del intercambio en el contexto de las tensiones geopolíticas actuales. Los observadores del caso siguen atentos a los futuros movimientos de González, esperando más aclaraciones sobre su compleja y polémica trayectoria.

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