Y, de pronto, me di de bruces con la realidad. El desafío de transitar hacia la igualdad.
Aterricé en la Facultad de Ciencias de la Información convencida de que la igualdad que viví en mi entorno familiar y escolar se reflejarían en mi futuro laboral. En el aula, las mujeres ya éramos legión. Mi aterrizaje en el diario Pueblo empezó a alertarme. Solo Pilar Narvión rompía una redacción homogéneamente masculina. Así llegué a la radio. Durante medio año fui la primera y única mujer en los informativos nacionales de la SER, hasta la incorporación de Pilar Gassent, otra periodista sólida.
Apenas llevaba tres días en Hora 25 cuando mi impulso por coger el teléfono parecía conducirme a derroteros de servicio personal: “Dile que no estoy”. Me indicó uno de los periodistas veteranos, que desde mi perspectiva actual calificaría de joven. Sin pensarlo y casi viéndome en la calle, respondí a mi interlocutora: “Me dice que no está”. Ellos se consideraban progresistas, y seguro que lo eran. No se repitió, pero tampoco captaron el fondo de la cuestión. Unos años más tarde, el hombre que transformó la cadena COPE, José Luis Gago, me ofreció responsabilidades, sin prejuicios.
El número de mujeres en el mundo de la comunicación y el periodismo no denota desequilibrio, pero al penetrar en la alta dirección empieza la desigualdad. Ese es ahora nuestro reto, el de toda la sociedad. La igualdad no se halla en el número de mujeres, sino en los puestos de responsabilidad que ocupan. Es una cuestión de justicia y de liderazgo…
El Foro Económico Mundial alerta de la escasa presencia de altas directivas en España. La respuesta nos compete a todos; aunque la Administración posee una responsabilidad enorme para revertir la situación. Una oportunidad para trazar un futuro justo en igualdad y sin brechas de ningún tipo. Y los medios de comunicación constituyen un elemento privilegiado para difundir e interpretar la realidad, además de fomentar el razonamiento crítico de la ciudadanía.
El Informe de la Profesión Periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid muestra que el acceso de las mujeres a puestos directivos sufrió un retroceso en 2023. De los 100 medios con mayor audiencia en España, sólo 23 se hallaban dirigidos por mujeres, principalmente audiovisuales y públicos. El salario de los hombres también era un 21% superior. Eso sí, las mujeres ganábamos en temporalidad y parcialidad. Y los artículos de opinión firmados por mujeres se situaban en el 34%.
Mi objetivo no es incorporarme a un mundo diseñado por hombres, por eso lucho con mujeres como Ana Bujaldón, al frente de FEDEPE, la Federación de Mujeres Directivas, Empresarias y Ejecutivas, para integrar en la sociedad la perspectiva femenina. Y el periodismo brinda una oportunidad única para implantarla y hacerla más humana. Los periodistas, como contrapoder, fiscalizamos e incomodamos para perseguir la verdad. Es nuestra función social. Y en eso consiste eliminar la desigualdad.
Desde aquí quiero alabar el trabajo, aún poco reconocido, de mujeres como Francisca de Alculodi, Beatriz Cienfuegos, Emilia Pardo Bazán, Carmen de Burgos, Sofía Casanova, Mª Luz Morales, Celsa Regis, Josefina Carabias y tantas referentes pioneras que, a pesar de las enormes trabas que tuvieron que sortear, hicieron historia del periodismo con nombre de mujer.
Ha desaparecido la hostilidad, no las dificultades… Permanecen muchas barreras para que las mujeres accedan con equidad a los puestos de responsabilidad. Y el periodismo tiene que visibilizar esas murallas para que caigan.