El consorcio internacional Nano Bright ha diseñado una sonda con un haz de luz que permite identificar metástasis en las células cerebrales.
Eva Marabotto
El cáncer sigue siendo una de las principales causas de morbi-mortalidad en el mundo y en España. En nuestro país, se estima que en 2024 se alcanzarán los 286.664 casos, según los cálculos de REDECAN, lo que supone un ligero incremento con respecto al año 2023. De ahí la importancia de desarrollar herramientas de detección como la linterna de luz que ha diagnosticado cáncer en el cerebro de ratones y se reseña en un artículo reciente publicado en la revista especializada Nature Methods.
Un trabajo conjunto
La herramienta ha sido desarrollado por el consorcio internacional Nano Bright que integran el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Aún no está lista para ser usada en pacientes. Sin embargo, es una “prometedora” herramienta de investigación con modelos animales. En esos ensayos ha permitido “monitorizar alteraciones moleculares causadas por una lesión cerebral traumática, así como detectar marcadores diagnósticos de metástasis cerebral”, explican los autores del artículo.
El trabajo lo ha llevado a cabo el consorcio europeo NanoBright, en el que participan dos grupos españoles, el liderado por Manuel Valiente, que dirige el Grupo de Metástasis Cerebral del CNIO, y el Laboratorio de Circuitos Neuronales del Instituto Cajal del CSIC, dirigido por Liset Menéndez de la Prida. Ambos se han ocupado de la investigación biomédica en NanoBright, mientras que grupos de instituciones italianas y francesas han desarrollado la instrumentación.
Cómo funciona la linterna para detectar cáncer
La linterna para detectar el cáncer puede describirse como un dispositivo molecular ya que informa de la composición química del tejido nervioso al iluminarlo. Permite así analizar cambios moleculares producidos por tumores, ya sean primarios o metastásicos, y también por lesiones como traumatismos craneoencefálicos.
Es una sonda de menos de 1 mm de grosor, con una punta de apenas una milésima de milímetro, invisible a simple vista. Es posible introducirla hasta alcanzar zonas profundas del cerebro sin causar daño. La luz de la sonda ilumina el tejido nervioso, y al hacerlo informa de su composición química.
Su nombre técnico de la nueva linterna molecular es espectroscopía vibracional. Su funcionamiento se basa en una característica de la luz, el efecto Raman. Cuando la luz incide sobre las moléculas, rebota de manera distinta en función de su composición y estructura química. Esto permite detectar una señal o espectro diferente en cada caso. El espectro se convierte así en una firma molecular que informa de la composición del tejido iluminado.
“Esta tecnología -explica Manuel Valiente– nos permite estudiar el cerebro en su estado natural, no es preciso alterarlo previamente. Además posibilita analizar cualquier tipo de estructura cerebral, no solo aquellas que has marcado o alterado genéticamente. Con la espectroscopía vibracional podemos ver cualquier cambio molecular en el cerebro cuando existe una patología”.
Link al artículo completo sobre la linterna para detectar el cáncer publicado en Nature Methods.