Ángel Zamarriego
Reporteros sin Fronteras denuncia que cinco periodistas han sido asesinados y 131 encarcelados en esta década de represión, en la que el 85% de los medios están bajo control gubernamental.
La última década en Turquía ha sido marcada por un asedio sistemático a la libertad de prensa, que ha dejado un saldo de cinco periodistas asesinados y 131 encarcelados desde que Recep Tayyip Erdogan asumió la presidencia en 2014. Reporteros sin Fronteras denuncia que, durante estos años, 77 periodistas han sido condenados por “insultar” al presidente, mientras que el control gubernamental sobre los medios de comunicación alcanza el 85%.
Erdogan ha consolidado un sistema hiperpresidencial que ha socavado gravemente el pluralismo mediático y la libertad de información en Turquía. Can Dündar, ex redactor jefe del diario Cumhuriyet, es un ejemplo emblemático de esta represión. En 2015, Dündar fue condenado a 27 años y medio de prisión en ausencia por revelar el envío de armas de Turquía a Siria. Esta es solo una de las muchas historias que reflejan la erosión de la libertad de prensa bajo el mandato de Erdogan.
Según el representante de RSF en Turquía, Erol Onderoglu, “el periodismo independiente está ahora claramente en peligro de extinción”. RSF ha documentado cómo la explotación del sistema judicial y el control de los medios públicos y privados han amenazado el derecho a la información, crucial para el Estado de derecho.
En el informe, RSF también denuncia que cinco periodistas han sido asesinados durante esta década. Entre ellos, tres eran refugiados sirios que habían huido de la guerra civil en su país, y dos más trabajaban en las ciudades turcas de Bursa y Kocaeli. Estos asesinatos subrayan el peligro mortal que enfrentan los periodistas en Turquía.
Además del acoso judicial, los periodistas que intentan cubrir temas sensibles como la corrupción, el autoritarismo o la cuestión kurda enfrentan detenciones arbitrarias y condenas injustas. El control gubernamental sobre los medios de comunicación, que incluye a la emisora estatal TRT y el Consejo Nacional de Radiodifusión (RTÜK), ha permitido a Erdogan manipular la narrativa mediática a su favor, lo que contribuyó a su reelección en 2023.
La represión no se detiene en las fronteras turcas. RSF destaca que periodistas exiliados, como Erk Acarer, Hayko Bagdat y Fehim Tastekin, continúan enfrentando procesos judiciales y represalias administrativas por su labor periodística en el extranjero, demostrando que la persecución del gobierno de Erdogan no conoce límites.
Este informe de RSF es un llamado de atención sobre la alarmante situación de la libertad de prensa en Turquía, donde el periodismo independiente enfrenta una amenaza existencial bajo un gobierno que ha criminalizado la disidencia y controlado a su antojo la información disponible para el público.