Varios intentos fallidos de salir a Bolsa y la frustrada inversión de CriteriaCaixa perjudican la valoración futura de la compañía.
José Justo
El encadenado de percances que ha vivido en los últimos meses Europastry, la multinacional catalana dedicada a la producción de bollería y pan congelado, ha abierto una significativa brecha en su futuro. El impacto se percibe sobre todo en el perfil corporativo y los planes estratégicos de la compañía y, por ende, en su valoración económica objetiva de mercado.
La actividad industrial y el despliegue comercial de la firma de congelados, controlada por la familia Gallés, son razonablemente buenos. Su facturación creció en 2024 un 12 % hasta alcanzar los 1.506 millones de euros. Ahora, además, acaban de anunciar la adquisición del 60 % de la empresa tailandesa Art of Baking, con el objetivo de reforzarse en el mercado del sudeste asiático.
Planes de expansión paralizados
Pero los planes estratégicos que anunciaron, primero en sus frustradas salidas a bolsa y después en el preacuerdo fallido de inversión directa del grupo CriteriaCaixa, que consistían en reducir deuda y acelerar fuertemente la expansión e innovación de la compañía, quedan, de momento, en el congelador.
La consideración más delicada es analizar las razones de fondo que explican estas operaciones fallidas. Porque hay un porqué.
El último intento de salida a bolsa fue a principios del pasado mes de octubre. En ese momento se pretendía colocar aproximadamente un 25 % del capital y situar la valoración de la compañía entre 1.327 y 1.570 millones de euros. El mercado no secundó ni la banda más baja de esta operación y la salida a Bolsa tuvo que anularse horas antes de sonar el gong en el parqué.
Esta maniobra estuvo también rodeada, en sus intentos, de algún propósito poco ejemplar. Tanto el presidente, Jordi Gallés, como muy especialmente el consejero delegado, Jordi Morral, pretendían “deslizar” una parte de sus propias acciones, sutilmente, en el total de la oferta pública. Este gesto evidencia la poca confianza que tenían ellos mismos en las previsibles subidas inmediatas de estas acciones en la Bolsa.
La retirada de CriteriaCaixa
Este marzo se anunció un preacuerdo por el cual CriteriaCaixa invertiría unos 350 millones de euros en una participación del 20 % de Europastry. Esto suponía una estimación de valor global en torno a los 1.750 millones de euros. La valoración se produjo al calor del frenesí comprador del entonces consejero delegado del holding inversor, Ángel Simón. Este acabaría cesado por su desenfreno en este tipo de iniciativas. Ni Francisco Reynés, que le sustituyó en el cargo, ni Isidro Fainé, de la Fundación la Caixa, secundaron una operación con este nivel de valoración. Finalmente, quedó congelada.
Después de todos estos percances, es obvio considerar que el precio de una futura participación en el capital de Europastry puede ser bastante inferior. Esto aplica sea cual sea el tipo de participación. Además, estaría por debajo de la valoración de la banda baja bursátil realizada en octubre pasado.
Por todo ello, es previsible que los nervios del fondo MCH, que tiene desde hace 14 años un 20 % de la compañía y pretendía salir en la última operación bursátil, sean crecientes. Como también pueden serlo entre los miembros de la propia familia Gallés.