La policía de una frontera europea dudó de la autenticidad del DNI permanente español, con el año de caducidad 9.999
María Costajussà
Alarma para los seis millones de españoles con más de 70 años. Los DNI que se emiten en España con validez permanente, al traspasar el umbral de las siete décadas, muestran como fecha de caducidad el año 9.999. Este dato inverosímil ha generado ya complicaciones para acceder a algún país europeo.
En un control rutinario de un país nórdico, el policía del puesto fronterizo no dejó pasar a un ciudadano español. El argumento fue que el documento contenía una evidente falsedad, al ser totalmente imposible la veracidad de la fecha. Por suerte, en pleno desconcierto del grupo con el que viajaba, el turista recordó que también llevaba el pasaporte, documento que validó el policía y con el cual le permitió pasar el control de acceso al país sin ninguna objeción.
En la mayoría de países europeos no existe la perpetuidad de los documentos de identidad a partir de una edad avanzada.
Puede entenderse que si un funcionario en vez de leer en la casilla correspondiente el concepto “validez permanente” -como antes también se hacía en España- se topa con que alguien le ha otorgado a un ciudadano nada más y nada menos que ocho siglos de probabilidad de vida, acabe teniendo ciertas dudas. Sobre todo, si el funcionario no ha visto aún la saga cinematográfica del agente Torrente.
La ocurrencia informática un tanto estrambótica, de otorgar un principio de inmortalidad a todos los españoles al cruzar el umbral de los 70 años, puede crear más problemas puntuales en otros ámbitos. Es trascendente en tanto hay unos seis millones y medio de españoles que están entrando o ya están dentro de esta franja de edad, que reciben estos DNI permanentes.
Hace ya tiempo también se detectaron problemas con estos DNI, cuando algunos ciudadanos querían entrar en el sistema digital de Hacienda para obtener su número de referencia, porque el sistema no reconocía una fecha de caducidad en los DNI como el 01-01-9999.
Que el Ministerio de Interior nos quiera otorgar a todos los españoles la posibilidad de una casi absoluta inmortalidad es, en principio, una intención loable, pero que lo haga creando problemas a los ciudadanos ya mayores, esto no lo es tanto. Al equipo informático que ha desarrollado esta genialidad, y a sus supervisores, habría que premiarlos con un traslado también… permanente.