Rosa Costa
Víctor Madera es un nombre que ha estado presente en los medios de comunicación en dos momentos clave: el acuerdo público-privado con el gobierno de la Comunidad de Madrid bajo la administración de Esperanza Aguirre, y la multimillonaria venta del Grupo Quirón.
En ambas situaciones, Madera ha sabido sacar rédito de forma extraordinaria, a costa de la sanidad pública y del interés general. La venta de Quirón, primero un 61% a CVC en 2014 y luego a Fresenius en 2016 por la asombrosa cifra de 5.760 millones de euros, ha dejado un sabor amargo, especialmente cuando se comenta que Madera se embolsó más de 500 millones de euros en estas transacciones. ¿Ética? Parece que esa palabra no figura en su diccionario.
A pesar de estos movimientos lucrativos, Madera nunca ha abandonado su control sobre el Grupo Quirón, manteniéndose como CEO y asegurando que su influencia permanezca intacta. Su relación con la Comunidad de Madrid ha sido siempre turbia. Los retrasos en los pagos a la Fundación Jiménez Díaz y las deudas que, en ocasiones, han superado las ocho cifras son prueba de que esta alianza nunca ha sido del todo clara ni beneficiosa para la sanidad pública. ¿Quién está realmente sacando provecho aquí?
No obstante, lo más inquietante de todo es la relación entre Madera y los medios de comunicación. Ha habido quienes le han aplaudido como un gestor hospitalario de éxito, mientras otros han señalado las irregularidades en su gestión y sus estrechos lazos con la Comunidad de Madrid. Sin embargo, esa percepción positiva no es fruto del trabajo del equipo de comunicación del Grupo Quirón, dirigido por Julio Fernández Llamazares, que parece ser solo una pieza decorativa en este entramado.
La verdadera mano en las sombras es Javier Curtichs. Curtichs ha demostrado ser un maestro en la manipulación mediática, gestionando crisis con una habilidad que debería generar preocupación. Su relación estrecha con Madera ha asegurado que la mayoría de los medios, independientemente de su línea editorial, se alineen con una narrativa favorable al Grupo Quirón. En lugar de un periodismo crítico, lo que se ofrece al público son alabanzas cuidadosamente construidas. Sin embargo, por mucho control que Curtichs y Madera intenten imponer, la verdad siempre encuentra una forma de salir a la luz.
El Grupo Quirón puede intentar silenciar las críticas y ocultar las irregularidades bajo una cortina de grandes titulares, pero los ciudadanos están pendientes. Las relaciones peligrosamente cercanas con el poder político, los intereses económicos que priman sobre el bienestar de los pacientes, que Infoperiodistas ya denunció en el mes de abril, bajo el título de “La eterna luna de miel de Quironsalud y la Comunidad de Madrid”, todo ello envuelto de una gran manipulación mediática, son síntomas de un sistema que privilegia los beneficios sobre la ética. Seguiremos informando.
