Es admirable la función que cumplió la Radio, que emite por ondas, al informar ayer a la población en plena crisis energética.
Carol Roigé
La Radio estuvo durante todo el día al lado de la población. Informó y tranquilizó en pleno caos. Desde aquí nuestro reconocimiento a todos los periodistas y otros profesionales que trabajaron sin pausa para acompañar a los ciudadanos.
Vivimos un día trágico en toda España. Sin luz, sin transporte público, incomunicados, algo insólito que no está en nuestra memoria. La absoluta dependencia social a la tecnología se fundió en el vacío.
La conveniencia de apagar la Radio analógica está ahora en duda.
La radio por ondas, informó a la población en plena crisis energética. Hemos llegado al apagón de la televisión analógica, ahora solo hay televisión que emite en digital. El apagón de la Radio está en camino para llegar a emitir solo en digital. La cuestión es si esto es conveniente o, a la vista de lo sucedido, no lo es.
De todo el nuevo mundo digital, ni qué decir. Este que ahora se proclama imprescindible en nuestras vidas. Allí no estaba ni ninguna de las redes sociales para recurrir a informarte o desinformarte, ni Google Maps para llevarte a casa, ni tan solo ChatGPT para que te diera la solución total a todas tus inquietudes. Pertenecen a intereses y poder lejanos a nuestra realidad, depende solo de nosotros que aprendamos a darles únicamente el espacio que aportan, no más. Y protejamos con información veraz, cultura y leyes nuestra sociedad europea.
Quizás hay que recapacitar sobre la decisión de abandonar totalmente la emisión por ondas, que nos ha acompañado fielmente durante momentos críticos de nuestra historia, si es razonable hacerlo o no. Si llegamos al apagón analógico de la Radio, todos los servicios informativos de emisión inmediata dependerán de las compañías de telefonía. La pregunta es si deben tener toda esta responsabilidad y poder.
Caos existencial con un único apoyo informativo
Entre angustias e incertidumbre, la Radio, que todavía emite por ondas, salvó la necesidad de informar a la población, pero ya está anunciado el apagón analógico de este cercano y querido medio. Lograron poner en marcha sus instalaciones con algunos generadores que disponen como recursos de emergencia, pero la señal llegó a la población por ondas. Y se recibió por la megafonía que abrieron algunas emisoras en la calle, donde se acumuló la gente, y a través de los pequeños transistores que funcionan a pilas, recuperados del olvido en algún rincón de las casas.
Después de las vivencias que nos dejó el Covid y la huella que nos ha dejado también la DANA, los ciudadanos estamos más organizados y por qué no reconocer, también, más asustados. Tenemos presentes las recientes advertencias de la Comunidad Europea, que alertó a la población de la necesidad de tener los recursos básicos cubiertos en nuestros domicilios. Agua potable, comida, medicinas críticas y baterías. Olvidaron las velas y las cerillas.
El caos nos recordó que no estamos en momentos de estabilidad, sino de cambios imprevisibles. Nos alejamos de la sociedad acomodada que hemos conocido y pasamos de repente al extremo opuesto, no tenemos ninguna necesidad básica resuelta.
Junto con la caída energética edificios enteros desalojados por los sistemas de seguridad. Las plantas subterráneas de parkings que aterrorizaban, sin ni una luz. Multitud de personas atascadas en los ascensores tuvieron que ser rescatadas por los bomberos. Otras atrapadas en el metro o el tren se vieron circulando a pie por túneles y vías. El dinero en efectivo se impuso como medio necesario de transacción para las compras y las tarjetas de crédito quedaron inservibles. La imposibilidad de desplazamientos y al mismo tiempo de comunicación dejó a gente de todas las edades y condiciones con la incertidumbre de dónde recurrir y cómo llegar a los hogares. Las velas, pilas y linternas fueron los productos más solicitados en los establecimientos y cómo no, también se agotaron las pocas radios analógicas que quedaban a la venta y ya temían que no iban a vender. Nuestra sociedad se comportó de forma solidaria frente la adversidad. Todavía tenemos familias sin luz.