El aumento de golpes en la cabeza en futbolistas podría incrementar los casos de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, párkinson y ELA
Ángel Zamarriego
Un reciente estudio, publicado en la revista Lancet Neurology, advierte que el aumento de golpes en la cabeza entre los futbolistas profesionales podría traducirse en un incremento considerable de enfermedades neurodegenerativas en las próximas décadas. La investigación ha sido liderada por el Dr. Alex Iranzo, neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona, y la Dra. Irina Martín-Izquierdo, estudiante de Medicina en la Universidad de Barcelona, quienes han analizado partidos de fútbol de los Mundiales celebrados entre 1974 y 2022, evidenciando un notable aumento de colisiones e impactos.
El estudio señala que el número de golpes en la cabeza ha aumentado significativamente en los últimos 50 años. En los mundiales de 1974 y 1990 se registraron 4.478 golpes, mientras que en los de 2006 y 2022 esta cifra ascendió a 5.355. Según los autores, esto refleja una evolución del juego hacia un estilo más agresivo, con mayor contacto físico entre jugadores y un incremento en los cabezazos repetitivos.
Mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas
La investigación establece una correlación entre la mayor frecuencia de golpes en la cabeza y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, párkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y otros trastornos neurológicos. Estudios anteriores ya habían mostrado una mayor incidencia de estas enfermedades entre jugadores profesionales que compitieron en las décadas de los años 50 a 70, muchos de los cuales desarrollaron estas patologías años después de retirarse.
“Este aumento en el número de impactos craneales sugiere que podríamos estar enfrentándonos a un incremento de casos de enfermedades neurodegenerativas entre los jugadores de fútbol de élite en las próximas décadas”, explicó el Dr. Iranzo. Las enfermedades mencionadas están relacionadas con la exposición repetida a impactos en la cabeza, una realidad constante para los futbolistas durante partidos y entrenamientos.
El análisis de los vídeos de los Mundiales muestra que en el 33% de las colisiones entre jugadores fue necesaria la intervención médica, y en cinco ocasiones, entre 2006 y 2022, los jugadores tuvieron que abandonar el campo por lesiones. Este dato refuerza la tesis de que la agresividad en el fútbol moderno contribuye al aumento de estas colisiones.
Preocupación por la salud a largo plazo
El estudio alerta sobre las posibles consecuencias para los jugadores a largo plazo. Se calcula que un futbolista profesional puede realizar alrededor de 2.000 cabezazos a lo largo de una carrera de 20 años. Durante ese tiempo, tiene un 50% de posibilidades de sufrir una conmoción cerebral debida a un solo impacto.
“Los jugadores están expuestos de manera constante a este tipo de lesiones, y el aumento en el número de golpes en la cabeza nos hace temer un aumento en la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas en el futuro”, explicó la Dra. Martín-Izquierdo.
En respuesta a estos hallazgos, el equipo de investigación ha recibido dos becas para realizar un seguimiento de exjugadores de fútbol y rugby, con el objetivo de detectar la aparición temprana de marcadores de enfermedades neurodegenerativas. Esta investigación a largo plazo permitirá obtener datos más precisos sobre la relación entre el deporte de contacto y los problemas neurológicos en la vejez.
Medidas preventivas y cambios en el juego
El estudio no solo pone de manifiesto el riesgo para la salud de los jugadores, sino que también propone una serie de medidas preventivas para reducir este riesgo. Entre ellas, se recomienda la implementación de programas educativos que informen a jugadores y entrenadores sobre los peligros de las conmociones cerebrales y los impactos repetidos en la cabeza.
También se sugiere una revisión de las normativas del juego, con el fin de reducir las colisiones violentas y limitar el número de cabezazos durante los entrenamientos. Algunas voces proponen incluso la introducción de equipamiento protector, como cascos ligeros, para minimizar el riesgo de lesiones en la cabeza.
El Dr. Iranzo advierte que, si bien el fútbol es un deporte de contacto, es posible reducir el número de impactos en la cabeza mediante regulaciones adecuadas y un manejo médico más riguroso de las conmociones cerebrales. “Si queremos proteger la salud de los jugadores a largo plazo, debemos actuar ya”, concluyó.