Miguel Ángel Nieto Solís, referente del periodismo independiente, deja un legado de investigaciones y documentales clave.
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Trayectoria como periodista
Miguel Ángel Nieto Solís murió a los 64 años tras una larga lucha contra el cáncer. Aunque su trayectoria profesional abarcó grandes investigaciones, documentales y coberturas internacionales, siempre será especialmente recordado por la valentía de haber fundado el diario El Sol en 1990.
Aquel proyecto, impulsado por José Antonio Martínez Soler y un grupo de periodistas independientes, nació con la misión de ofrecer un periodismo riguroso, plural y libre de presiones.
Nieto Solís fue una figura clave en esa redacción comprometida con la ética y la libertad informativa. El Sol cerró en 1992 por falta de viabilidad económica, víctima de un mercado publicitario dominado por grandes cabeceras, pero su breve existencia dejó una huella profunda en la historia del periodismo español.
Aunque tuvo una corta vida El Sol dejó una huella en la historia del periodismo español por su apuesta editorial valiente, sus exclusivas investigativas y su enfoque moderno en diseño y contenido.
Nieto se consolidó como referente en el periodismo de investigación. Documentó casos de alto impacto como el de Mario Conde, con el libro Los cómplices de Mario Conde (1993), y denunció redes de corrupción que vinculaban al rey Juan Carlos con negocios futbolísticos.
Reportajes y cobertura internacional
El periodista recorrió escenarios de conflicto en Nicaragua, Oriente Próximo, Bolivia, Irak, Yugoslavia y Kiev. Informó desde el terreno sobre realidades sociales y políticas, con una mirada crítica y comprometida.
Su documental El último sefardí recibió el Globo de Oro. También dirigió Bienvenidos al Paraíso, Sueño Latino y La sombra de Ararat, piezas que abordaron temas de identidad, migración y conflicto desde una perspectiva humana.
Vida personal y últimos años
En sus últimos años se trasladó a un pueblo de la provincia de Ciudad Real. Vivía entre libros, y proyectos con nuevas ideas. El periodista Juan Luis Galiacho subrayó su fuerte sentido familiar y su amor por sus cuatro hijos.
Rechazó más tratamientos contra el cáncer y decidió pasar sus últimos días en paz. Algunas fuentes indican que murió en Madrid. Otras, que lo hizo en su casa de Ciudad Real, rodeado de recuerdos. José Antonio Martínez Soler, colega suyo en esa redacción, lamentó profundamente su fallecimiento y resaltó su valentía y ética profesional. Además destacó su independencia como uno de los pilares que definieron su carrera.
Compromiso con la enseñanza
En su etapa final impartió talleres en Formentera. Enseñó a utilizar los móviles de forma crítica y consciente. Mantuvo activa su labor como formador hasta poco antes de su muerte.