Diego Delgado
Tras el verano, muchas personas experimentan ergofobia, un miedo y ansiedad irracional a volver a la rutina de trabajo que puede afectar tanto a la salud física como mental
Con la llegada de septiembre, la vuelta al trabajo después de las vacaciones puede ser un desafío significativo para muchos empleados. En algunos casos, esta transición puede desencadenar un miedo irracional al entorno laboral, conocido como ergofobia, que afecta tanto la salud física y mental como la productividad.
El teletrabajo durante el verano, aunque facilita la conciliación y la desconexión, puede hacer que el regreso al trabajo presencial sea más difícil. La flexibilidad y el control sobre el tiempo personal que ofrece el teletrabajo suelen contrastar con la rigidez de la oficina. Lo cual genera ansiedad y una sensación de pérdida de libertad. Este contraste, junto con un entorno laboral estresante, puede agravar la resistencia a volver al trabajo y, en casos extremos, desencadenar ergofobia.
¿Qué es la ergofobia y cómo se puede evitar?
Las palabras griegas “Ergon”, trabajo, y “Phobos” dan lugar al miedo persistente y excesivo al trabajo. La ergofobia puede manifestarse en forma de ataques de pánico, insomnio, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales. Afecta negativamente al rendimiento laboral y a las relaciones interpersonales en el entorno de trabajo. Además, la evitación de dicho ecosistema puede llevar al aislamiento social y a una menor colaboración en equipo.
Para hacer más llevadera la vuelta al trabajo y prevenir la aparición de ergofobia, los expertos recomiendan varias estrategias:
- Potenciar espacios de trabajo más verdes: Incorporar elementos naturales como plantas, luz natural y materiales orgánicos en la oficina puede reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y aumentar la productividad.
- Ajustar los horarios: Permitir una adaptación gradual a la rutina laboral. De tal forma que se puedan evitar reuniones importantes en los primeros días y fomentando pausas regulares para reducir el estrés.
- Planificar sesiones de relajación y meditación: Implementar sesiones de mindfulness puede ayudar a los empleados a reducir el estrés y mejorar su bienestar emocional.
- Organizar eventos de team building: Actividades de bienvenida, como dinámicas de grupo o eventos recreativos, pueden facilitar la reintegración al entorno laboral y mejorar las relaciones entre empleados.
- Fomentar la actividad física: Incorporar sesiones de ejercicio físico en la rutina laboral, como yoga o clases de fitness, puede ser una herramienta efectiva para combatir el estrés y mejorar la salud mental.
La implementación de estas estrategias no solo previenen la aparición de ergofobia. Sino que también mejoran el rendimiento laboral y la calidad de vida de los empleados en su regreso a la rutina.
