Álvarez-Pallete celebra el centenario de Telefónica después de llevarla a su declive bursátil

mayo 9, 2024
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Álvarez-Pallete en la junta de accionistas
Rosa Costa

La última junta de accionistas de Telefónica, en pleno centenario, con José María Álvarez-Pallete hoy al timón, tuvo todos los ingredientes de una telenovela de alto presupuesto.

Entre elogios y reverencias, Pallete dio la bienvenida a una distinguida congregación de inversores, que incluye al siempre omnipresente Estado español y al misterioso fondo saudí SCT. Si el teatro tuviera un premio para la mejor actuación en una junta de accionistas, sin duda, el galardón sería para él.

Hablemos del rescate estatal. El fondo saudí casi se come a Telefónica en un bocado de OPA. Una operación que pasó desapercibida para Pallete y su equipo y que, sorprendentemente, no ha provocado su cese. Él asegura que nadie detectó a los saudíes, pero los más cínicos sugieren lo contrario en Madrid, una ciudad donde el “in vigilando” se ha convertido en el nuevo deporte de moda.

Álvarez-Pallete no perdió oportunidad, en la junta, de alabar a su consejo de administración, especialmente a Isidro Fainé, pintándolo casi como un oráculo del management. Sin embargo, muchos ven a Fainé más como un chaleco salvavidas en el océano tumultuoso que ha sido la presidencia de Pallete. Desde 2016, bajo su “exitosa” gestión, Telefónica ha visto cómo su valor bursátil se desplomaba de una capitalización de 44.443 a 21.845 millones de euros.

El propio César Alierta, en sus días más locuaces, ya lamentaba haber pasado la batuta a Pallete, en vez de a alguien con un poco más de magia en la gestión, como Pablo Isla.

Volviendo a la última junta de accionistas, la reelección de cuatro consejeros parece más un acto de fe que una decisión estratégica. Con la SEPI y SCT pidiendo un hueco en la mesa directiva, el baile de sillas resulta más que interesante. Y la gran cantidad de ratificaciones puede interpretarse como un claro síntoma de nerviosismo en la cúpula de la compañía.

Pallete, fiel a su estilo, prometió el oro y el moro: más ingresos, más beneficios operativos y un aumento del 50% en la generación de caja. Además, prometió reducir deudas y repartir dividendos millonarios. A los escépticos solo nos queda esperar, para ver si todas estas promesas son más que cantos de sirena.

Si analizamos lo que han publicado la mayoría de medios, solo lecturas positivas de la junta, se debe al trabajo de Eduardo Navarro. Personaje oscuro que mece la cuna de los medios con Telefónica.

Si algo podemos anticipar es que la saga de Telefónica seguirá ofreciendo más giros y vueltas que una serie de Netflix. Lo que no está tan claro es si el final será feliz para los accionistas o solo para los directivos.

 

 

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