Cinco medios de Argentina, Francia, Escocia, España y Uruguay demuestran que el periodismo puede prosperar sin la influencia de grandes fortunas.
Judith Victoria Cherquis
El artículo 20 de la Constitución Española reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. De manera similar, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 19 que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, lo que incluye el derecho a investigar y recibir informaciones y opiniones, y a difundirlas por cualquier medio de expresión.
Sin embargo, además de ser un derecho fundamental, informar e informarse constituyen actividades económicas y comerciales, donde la información se convierte en una mercancía. Encontrar el equilibrio que permita que estos aspectos coexistan no es sencillo, especialmente cuando la ética es una parte crucial de la ecuación y la democracia se sustenta en la información veraz. En este sentido, los cinco medios que presentamos a continuación han encontrado una fórmula que armoniza estos elementos de manera efectiva.
Un contexto complicado
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha reavivado el debate sobre la propiedad de los medios. La influencia de multimillonarios en la prensa quedó en evidencia cuando Jeff Bezos, dueño de The Washington Post, impidió que su periódico respaldara a Kamala Harris, lo que llevó a la cancelación de 250.000 suscripciones. Esta situación ilustra cómo el control de los medios por grandes fortunas puede condicionar su independencia editorial.
Pero hay otro camino. Existen medios en Argentina, Francia, Escocia, España y Uruguay que pertenecen a sus periodistas, un modelo que blinda su autonomía y evita injerencias políticas y económicas. En este informe, basado en una investigación del Reuters Institute for the Study of Journalism de la Universidad de Oxford, exploramos cinco casos donde el periodismo prospera sin multimillonarios al mando.
Propiedad de los periodistas: diversidad de modelos
El informe de 2023 de la Media Reform Coalition de la Universidad Goldsmiths señala que en el Reino Unido el 90% del mercado periodístico está en manos de tres empresas. Situaciones similares ocurren en España, Francia y Argentina. Sin embargo, algunos medios han decidido romper con esta tendencia.
Uno de estos casos es el West Highland Free Press, un periódico escocés que en 2009 pasó a ser propiedad de sus empleados tras la jubilación de sus fundadores. Este medio hiperlocal, con una tirada de 3.000 ejemplares semanales, es gestionado por cinco empleados y freelancers.
"Cuando dejas la empresa, tus acciones se van contigo, pero se espera que cualquier empleado se convierta en propietario", explica su director Keith MacKenzie.
Un modelo más amplio es el del argentino Tiempo Argentino, que se transformó en cooperativa tras el cierre de su redacción en 2015. Sus periodistas se organizaron para salvar el medio y garantizar su independencia.
"Nos adscribimos a la tradición cooperativista de más de 100 años y a la de empresas recuperadas por sus empleados", señala Malena Winer, presidenta de la cooperativa.
En Uruguay, La Diaria funciona bajo un esquema similar, con más de 21.000 suscriptores en un país de tres millones de habitantes. Con 170 empleados, el diario ofrece la posibilidad de ser solo trabajador o también socio de la cooperativa. INFOPERIODISTAS ya había hablado con su directora, Natalia Uval, en diciembre de 2023, durante el V Encuentro de Periodismo Iberoamericano.
"el beneficio de ser cooperativista no es económico, sino estratégico: decidir sobre el futuro del medio". Natalia Uval
Modelos de éxito en España y Francia
En España, elDiario.es es un referente del modelo cooperativo. Fundado en 2012 por Ignacio Escolar, el medio ha superado los 100.000 suscriptores y se financia en un 40% con aportes de los lectores.
"Lo lanzamos con la idea de que los periodistas controlaran el proyecto", explica Escolar.
En Francia, Mediapart apostó por un sistema aún más radical. En 2019, el periódico transfirió el 100% de su capital a una fundación sin ánimo de lucro para blindar su independencia.
"Nuestra propiedad ya no puede ser vendida ni comprada", afirma Carine Fouteau, presidenta del medio.
La independencia como garantía de calidad
Todos estos medios coinciden en que su modelo de propiedad les permite ejercer un periodismo sin ataduras. La Diaria, por ejemplo, publicó una investigación sobre un escándalo financiero vinculado a la industria ganadera, una empresa que es anunciante clave en otros medios uruguayos. "Otros medios apenas han informado del tema por miedo a represalias comerciales", apunta Uval.
En Argentina, Tiempo Argentino ha rechazado anuncios de grandes corporaciones agroindustriales para poder informar sobre sus impactos ambientales. "Nos habríamos asegurado dos meses de sueldo, pero preferimos ser dueños de nuestras palabras", señala Winer.
Fouteau, de Mediapart, enfatiza la importancia de la independencia en un panorama donde la mayoría de los medios franceses pertenecen a multimillonarios. "Quieren influir en política y negocios. Nuestra misión es fiscalizar el poder sin presiones externas", afirma.
La clave: la comunidad
La audiencia es un pilar fundamental para estos medios. Tiempo Argentino renació gracias a la solidaridad de sus lectores, que financiaron su primera tirada tras la crisis de 2016. Hoy, el 35% de sus ingresos provienen de suscriptores.
En Escocia, el West Highland Free Press depende de la comunidad local. "Nuestra propiedad no es distante. Está en manos de personas que viven y trabajan en el lugar sobre el que informan", destaca MacKenzie.
En Uruguay, La Diaria obtiene el 86% de sus ingresos de suscriptores y está explorando la posibilidad de que sus lectores se conviertan en accionistas. "La alianza entre periodistas y comunidad es la clave para la sostenibilidad del periodismo independiente", concluye Uval.