El CNIC desarrolla una terapia experimental para la ateroesclerosis

junio 6, 2025
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El equipo de investigadores del CNIC que ha logrado resultados positivos para una terapia experimental contra la ateroesclerosis en modelos animales. Foto: prensa CNIC.
El equipo de investigadores del CNIC que ha logrado resultados positivos para una terapia experimental contra la ateroesclerosis en modelos animales. Foto: prensa CNIC.

Un equipo del CNIC logró resultados positivos con una terapia experimental para la ateroesclerosis.

Eva Marabotto

La aterosclerosis es una enfermedad cardiovascular crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la acumulación de colesterol, en las paredes de las arterias, lo que da lugar a la formación de placas que dificultan el flujo sanguíneo. Con el tiempo, estas placas pueden romperse y provocar complicaciones graves como infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares. Tradicionalmente se la ha considerado un trastorno vascular. Pero en los últimos años se ha probado que la respuesta inmunitaria es clave en el desarrollo de aterosclerosis.

Con este enfoque, un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) ha logrado avances en la lucha contra la aterosclerosis. Fue después de haber descubierto el papel clave de ciertas células dendríticas en el desarrollo de la enfermedad. Con una terapia experimental con nanopartículas inmunosupresoras logró frenar la progresión de la enfermedad en modelos animales.

En qué consiste la terapia experimental para la ateroesclerosis del CNiC

El estudio que describe esta terapia experimental del CNIC contra la ateroesclerosis fue publicado en Circulation Research. Sienta las bases para futuras terapias inmunológicas personalizadas contra esta patología crónica. La investigación del CNIC, desarrollada por el grupo de Inmunobiología del CNIC que lidera David Sancho. Ha revelado que las células dendríticas convencionales tipo 1 (cDC1) desempeñan un papel crucial en este proceso inflamatorio. Los autores utilizaron modelos experimentales en ratones para analizar cómo la presencia o ausencia de estas células afecta al desarrollo de la aterosclerosis.

“Utilizamos ratones modificados genéticamente y alimentados con una dieta rica en colesterol. La idea era simular las condiciones que favorecen la aparición de esta enfermedad”, explica Miguel Galán Burgos, autor principal del estudio. Al aumentar de forma artificial el número de cDC1 en estos animales, los investigadores observaron que las lesiones en las arterias se agravaban. Sin embargo, “cuando los ratones carecían específicamente de las cDC1, la formación de placas se reducía notablemente. Incluso bajo una dieta poco saludable”, añade Galán Burgos.

Un análisis más detallado de las células inmunitarias presentes en las arterias mostró que la ausencia de las células cDC1 redujo el número de linfocitos T. Estos linfocitos son conocidos por promover la inflamación y el daño en los vasos sanguíneos. Además, los autores identificaron que la molécula STING, presente en las cDC1, es fundamental para que estas células ejerzan su efecto perjudicial en la aterosclerosis.

Nanopartículas dirigidas contra la inflamación

Este trabajo del CNIC ha desarrollado una terapia experimental contra la ateroesclerosis. Está basada en nanopartículas cargadas con un medicamento inmunosupresor, la dexametasona, y recubiertas por anticuerpos. Estas nanopartículas se desarrollaron en colaboración con Jesús Ruiz Cabello y Susana Carregal Romero, del grupo de investigación de Biomarcadores Moleculares y Funcionales del Centro de Investigación Cooperativa en Biomateriales (CIC biomaGUNE) de San Sebastián. Fue en el marco de la tesis doctoral de Laura Fernández Méndez.

Las nanopartículas se diseñaron para dirigirse específicamente a las células dendríticas tipo 1 (cDC1). “Al administrar las nanopartículas en modelos animales de aterosclerosis, conseguimos reducir significativamente el tamaño de las lesiones en las arterias. También la respuesta inflamatoria asociada a la enfermedad. Lo más destacado es que esta estrategia terapéutica permitió controlar la inflamación de las arterias sin comprometer la capacidad del organismo para defenderse de infecciones virales”, señalan los autores.

Este logro refuerza el papel de las cDC1 en la progresión de la aterosclerosis e introduce un enfoque prometedor para tratar esta enfermedad desde la raíz de su causa inmunitaria. Al dirigirse de manera precisa a las células inmunitarias implicadas, la terapia podría representar una alternativa más segura y eficaz que los tratamientos actuales, minimizando efectos secundarios sistémicos.

El artículo completo del CNIC sobre la arteroesclerosis se puede leer en este enlace.

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