Diego Delgado
El magnate de origen franco-ruso y fundador de la red social Telegram, Pavel Durov, fue detenido en Francia este fin de semana en lo que unos consideran un ataque a la libertad de expresión y otros un acto de justicia
Telegram es una aplicación de mensajería a la que siempre le ha sobrevolado la polémica. Desde tráfico de drogas, personas y distribución de pornografía infantil hasta organizaciones de grupos islámicos y supremacistas blancos, algunas conjeturas se han gestado en dicha plataforma. La creación del magnate franco-ruso Pavel Durov, en una ocasión más, ha vuelto a acaparar titulares. Y una vez más en un abanico controvertido.
El empresario de 39 años fue detenido en el aeropuerto de París acusado de colaborar en delitos de tráfico de estupefacientes, estafa, ciberacoso y crimen organizado. Todo ello, impulsado por la sospecha de que Durov no ha tomado acciones para impedir el uso de la plataforma Telegram con fines criminales, como estipula la Ley de Servicios Digitales (DSA) de la Unión Europea. Este hecho ha generado una avalancha de reacciones, especialmente entre figuras políticas y empresariales de diversos espectros ideológicos.
Durov: ¿víctima o delincuente?
El empresario Elon Musk, el ex-presentador de Fox Tucker Carlson, y el polémico líder británico Nigel Farage han sido algunos de los primeros en expresar su indignación. En la red social X, se le ha elevado al estatus de “mártir de la libertad de expresión”. Además, se ha popularizado el hashtag #FreePavel en dicha plataforma. El propio Musk ha advertido: “Hoy es Telegram; mañana será X”.
Mientras tanto, otros expertos y figuras públicas han señalado que la detención de Durov no es un ataque a la libertad de expresión. Sino que se trata de una respuesta necesaria a la negativa del fundador de Telegram de cooperar con investigaciones judiciales que buscan frenar actividades ilícitas en la plataforma. Según el investigador en IA y ex empleado de Microsoft José Luis Calvo, este episodio es un caso en contra de alguien que “controla una plataforma y no colabora con la justicia en casos de tráfico de estupefacientes, pedofilia y estafas”.
A todo ello, se le añade el componente agitador que rodea a la aplicación. Telegram, conocida por su cifrado y su política de no compartir datos de usuarios, ha tenido protagonismo en diversas revueltas y movimientos sociales por el mundo. Sin embargo, también es conocida por ser un refugio para grupos extremistas, terroristas y redes de narcotráfico.
El futuro inmediato de Durov está ahora en manos de la justicia francesa, que podría mantenerlo bajo custodia hasta 96 horas. Y de momento, Telegram sigue tal y como estaba. Grupos de hasta 200.000 integrantes y un flujo de información y comunicación sin sujeción de ninguna autoridad.
