Rosa Costa
Ha sido interesante observar, a lo largo de estos últimos meses, el tratamiento excesivo que los medios de comunicación le hemos dado a la llegada de Ángel Simón a Criteria.
Como si la estrategia de crecimiento de Criteria haya sido cosa del nuevo CEO. Como si, durante todos los años en los que Isidro Fainé ha sido la imagen y el alma de la Fundación y de Criteria, no se hubiera hecho ningún tipo de gestión. Solo seis meses lleva Simón en esta compañía. Demasiado poco tiempo para tanto protagonismo. Fainé no necesita los abultados equipos de comunicación con los que cuenta Simón para salir en la prensa. Durante toda su vida profesional, discretamente, Fainé ha conseguido tejer una sólida red de contactos y favores con los máximos responsables de los medios.
Ahora ha decidido dar un golpe en la mesa y poner pie en pared, para que los periodistas expliquemos que todo lo positivo que está pasando en Criteria se debe a una gestión impecable, a largo plazo, de su presidente. Para muestra, el reportaje sobre Fainé publicado el domingo pasado en el suplemento Negocios, del diario El País. Cuatro páginas enteras, con un destacado que parece un aviso a navegantes: “Quien le echa un pulso a Fainé, lo suele perder: Brufau, Nin o Giró “.
