Diego Delgado
Según el Observatorio de Hidratación y Salud, mantenerse hidratado, consumir frutas, verduras y hortalizas y reducir la proteína de la carne roja en beneficio del pescado son fundamentales para combatir el calor extremo
El verano cada año alberga temperaturas cada vez más altas, y la elección de alimentos se convierte en un factor crucial para mantenerse saludable y fresco. Por ello adoptar una dieta adecuada puede ser clave para combatir el calor extremo y mejorar la salud general.
Consumir frutas, verduras y hortalizas, y reducir la proteína de la carne roja en beneficio del pescado son pilares fundamentales de la alimentación en esta estación. Sin embargo, según el Observatorio de Hidratación y Salud, lo más importante es la hidratación. Es necesario beber medio litro de agua adicional por cada grado de temperatura superior a 38 °C. Asimismo, consumir bebidas muy frías no produce una mayor hidratación y puede hacer que el organismo trabaje más para regular su temperatura interna. una persona adulta puede perder hasta 3 litros de agua al día a 40 °C, y aún más si realiza ejercicio. Se recomienda ingerir 3,7 litros de líquido al día para hombres y 2,7 litros para mujeres en condiciones normales. Las frutas y hortalizas, con un contenido de agua de hasta un 95%, son excelentes opciones para mantenerse hidratado.
La dieta mediterránea, idónea para el verano
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomienda aprovechar los meses de verano para adherirse a la dieta mediterránea. Con temperaturas cercanas a los 40 °C, el cuerpo tiende a requerir comidas más ligeras y refrescantes.
Reducir las calorías diarias puede ayudar a disminuir la temperatura corporal, ya que la digestión de comidas copiosas genera calor interno. Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington de 2011 concluyó datos reveladores. Encontró que reducir en un 23% la ingesta de calorías puede disminuir la temperatura del cuerpo medio grado centígrado. La SEEN aconseja consumir más raciones de pescado que de carne, idealmente cinco o seis veces a la semana, con al menos tres de pescado azul.
En conjunto, y de forma más efectiva, un plato combinado es ideal para el verano. Una comida que incluya, por ejemplo, hojas verdes, hortalizas y frutas, además de grasas saludables, almidón y proteína es la alimentación más adecuada. Las combinaciones son infinitas, pero lo importante es que sea balanceado y fresco.
En resumen, adaptar la dieta a las altas temperaturas del verano no solo ayuda a mantenerse fresco y saludable, sino que también puede ser una oportunidad para mejorar hábitos alimenticios.
