La salida en Bolsa del Grupo Puig, sí pero no.

septiembre 23, 2024
Tiempo de lectura: 2 mins

Los claroscuros que anunciamos de su salida a Bolsa se han hecho realidad

José Justo

La operación de salida a Bolsa del Grupo Puig fue anunciada con fervor por la práctica totalidad de instituciones financieras y todos los medios de comunicación como el acontecimiento bursátil español de la última década. Alguna reflexión contraria, aunque humilde, fue publicada en Infoperiodistas.

Va por delante que no ponemos en duda la excelencia empresarial del grupo Puig, que merece todo el reconocimiento, pero si matizamos algunos claroscuros de su específica salida al parque bursátil. Ahora ya se ha hecho evidente que llevábamos razón, con las prevenciones que anunciamos.

La ópera magnificentemente orquestada no funcionó como debía.  Solo con levantar el telón, los primeros compases se aguaron rápidamente. La cotización salió a 24,5 €, tuvo un fugaz subidón hasta los 27,60 €, pero enseguida se refrenó a la baja hasta la franja de los 22/23 €, porque ni la propia legión de corifeos que teóricamente apoyaban el valor, estarían tan convencidos de ello.

Y la estocada ha sido la presentación de resultados semestrales el pasado 6 de setiembre.  Sin ser brillantes, tampoco son nada catastróficos, pero hundieron la cotización hasta un 13 % en un solo día, lo que genera una pérdida de capitalización bursátil de casi 2 mil millones de euros para los accionistas.

A los grandes gurús financieros como el Banco de Santander, JPMorgan o Golman, entre otros, se les llenó la boca cuando establecieron un precio objetivo de estas acciones por encima de los 30/32 €. A 23 de setiembre cotizan por debajo de los 20 € y pueden llegar a la mitad aquellas optimistas valoraciones. ¿Cómo es que ni ellos mismos están comprando si el precio es tan atractivo y prometedor?

En nuestra crónica anterior apuntamos el por qué nos parecía que la salida a Bolsa de Puig no estaba a la altura de la situación de una empresa tan excelente.  Aparte de forzar demasiado al alza la cotización de salida, hay un notorio punto débil innecesario, que fue vender el 28 % del capital en bolsa y querer mantener el control de la casi totalidad de los derechos políticos o de voto de esta participación en el capital.

En el artículo que publicamos de esta salida a Bolsa, ya pusimos de manifiesto que otra gran empresa familiar española, la Zara de Amancio Ortega, no implementó en su salida al parqué ningún malabarismo de corte provinciano, sino que fue totalmente transparente y realista.

El futuro está por escribir, pero las expectativas, los agasajos y las valoraciones que lazó la práctica totalidad de la Corte Financiera con la salida a Bolsa de Puig, de momento se han truncado. Los claroscuros que nos atrevimos a predecir en nuestra crónica anterior, se han vuelto realidad.

 

Las más leídas

No te pierdas