Tras siete años de ausencia, Gran Hermano volvió a la pantalla de Telecinco con una audiencia del 17,4% de share. Aunque los números fueron alentadores comparados con los últimos registros de la cadena, no fueron suficientes para liderar la noche, quedando por detrás de El Hormiguero. A pesar del esfuerzo por recuperar la esencia del reality que alguna vez revolucionó la televisión, el programa enfrenta el desafío de resucitar un formato que, aunque sigue vivo, ya no sorprende como antaño.
Judith Victoria Cherquis
La esperada vuelta de Gran Hermano a Telecinco, tras siete años fuera de la parrilla, no consiguió liderar la noche del jueves, aunque sí alcanzó buenos datos. El estreno de la decimonovena edición del reality, conducido por Jorge Javier Vázquez, reunió a 1.053.000 espectadores y consiguió un 17,4% de cuota de pantalla.
Empecemos por el principio
La gala de Gran Hermano comenzó a las 22:40 horas con un tramo Express (10,7% de share) que intentó esquivar la competencia directa de El Hormiguero y el partido de fútbol entre Serbia-España en TVE.
Aunque GH 2024 lideró en su franja principal (de 23:15 a 2:00 horas), no logró remontar el liderazgo global de la noche. En su retorno, el reality apostó por concursantes anónimos (anónimos por ahora, luego serán famosetes, luego influencers, luego líderes de opinión y terminarán en platós de televisión quitándole trabajo a los periodistas). Con esta propuesta, se buscó recrear aquella primera edición en el año 2000.
La expectación era alta, ya que el programa prometía volver a los orígenes (en especial en materia de audiencias y facturación) que lo convirtieron en un fenómeno social en todo el mundo. A pesar de ser el estreno menos visto de su historia, los responsables del formato confían en que “la audiencia crecerá conforme las tramas dentro de la casa de Guadalix de la Sierra se desarrollen”. Subtitulado de la última frase: la audiencia crecerá cuando los concursantes se lancen a querer ser famosos y llenen la pantalla de surrealismo mal entendido, fricciones, amoríos, insultos, etc.
En un momento donde la cadena atraviesa problemas para remontar en audiencia, Gran Hermano 2024 tiene demasiada responsabilidad. Resulta evidente que este regreso tiene un objetivo claro: equilibrar las arcas de una cadena que sigue buscando la fórmula mágica para enganchar a una audiencia cada vez mas dispersa.
Volver a los orígenes
Se habla de “volver a los orígenes” del reality. ¿Qué es volver a los orígenes? Como ya dijimos pareciera que lo que se pretende con el revival es volver a esa época en la que el país se paraba para ver un programa de televisión, en el que todos hablaban de lo mismo y en el que había posibilidades reales de sorpresa. En esa época GH lideraba. ¡Qué más qusieramos que volver a los 2000! (y no por el liderazgo de GH). Pero eso no es posible.
No se puede esperar sorpresa con un formato que está más visto que el TBO; lograr que el espectador permanezca 24 horas pegado frente al televisor porque esta es otra época.
Gran Hermano tiene que competir en un entorno saturado de oferta televisiva y digital, donde las audiencias ya no responden como antes y donde el tiempo de atención a un mismo producto audiovisual sin interferencias o distracciones no pasa de los 10 minutos (salvo con el fútbol, el último reducto de emoción en vivo, real y perdurable).
Pero aún así, el programa logró anoche un 17,4% de share, cifra considerable en comparación con los registros recientes de la cadena, aunque no haya liderado la noche.
El Casting
El casting, como era de esperar, está diseñado para generar tramas desde el primer minuto.
Los 19 concursantes están repartidos en dos casas: una oficial y otra secreta, en las que algunos ya tienen historias previas que prometen generar tensión y conflictos.
Eso sí, los perfiles de los concursantes no han sorprendido demasiado. Se repiten los patrones: jóvenes musculados, chicas explosivas, y ese aire de La isla de las tentaciones que parece haberse convertido en el estándar de los realities. Pero en su defensa, Gran Hermano siempre ha jugado con estereotipos similares, al menos en sus primeras ediciones.
Lo que en su día fue revolucionario hoy parece una fórmula desgastada, a la que se le intenta insuflar vida con giros y “sorpresas” que no logran impacto. ¿Dónde quedaron aquellos castings llenos de diversidad, de personajes que representaban distintos estratos de la sociedad? “Donde están los gorditos, los feos, los gays y trans, la gente de campo, las chonis, los canis, un chino o algo. Esto parece una discoteca de Ibiza o Marbella” decía un post anoche en X. No están.
Lo cierto es que, con 19 participantes, el programa está apostando por la creación de contenido a partir de perfiles que parecen diseñados para la polémica y las tramas rápidas.
¿Dónde estará el atractivo de GH? en las redes si las saben usar bien. Si la época es otra y el pasado está tan lejos, usemos lo que nos trae la actualidad para mejorar un producto caduco en lugar de querer volver al pasado.
Ser concursante de GH es hereditario
Uno de los momentos destacados de la noche fue la participación de Laura, hija de María José Galera, la primera expulsada de la historia de Gran Hermano. Este “relevo generacional” resulta curioso y nostálgico para aquellos que han seguido el formato desde sus inicios, pero no deja de ser otra de las herramientas que el programa utiliza para mantener viva la llama de un show trasnochado.
Y, por supuesto, las primeras intrigas no tardaron en aparecer. Entre los concursantes ya hay historias previas de traiciones y deslealtades, como el triángulo amoroso entre Violeta, Nerea y Luis, amigos que llegan al programa con un prontuario de cuernos que seguramente estallará en cualquier momento. Para eso han ido, claro.
GH ha apostado fuerte por este tipo de batiburrillos personales, que llegan con los concursantes, ya que se trata de crisis previas al comienzo del show. Aunque esto podría verse como una traición a la esencia original del programa —donde las tramas nacían dentro de la casa—, (¿cómo era lo devolver a los orígenes?), lo cierto es que, en una era donde la inmediatez manda, era inevitable recurrir a estas estrategias.
El resto de los concursantes incluye una mezcla de personalidades: un DJ, un director de cine que apareció en las pantallas de Times Square (New York), un matrimonio que desconoce que ambos están dentro del programa, y una fileteadora de anchoas de Santoña, entre otros. Todos con sus historias y particularidades, aunque con ese toque fabricado para generar “contenido”.
El programa se esfuerza en ofrecer brillo y espectáculo, y en ese sentido Jorge Javier Vázquez lo borda. Como siempre.
¿De dónde salió Gran Hermano?
Había una vez un productor neerlandés de televisión y radio que se llama John de Mol. El hombre tenía una productora que se llama Endemol. Un día de 1997 en una sesión de brainsorming dentro de la productora un grupito de lumbreras piensan en inventar un programa nuevo. Por un lado, toman al personaje de la novela 1984 de George Orwell (escrita en 1949), Big Brother quien todo lo ve y controla. Lo mezclaron con el experimento Biosfera 2 de Arizona, donde ocho personas intentaron convivir en aislamiento y el resultado fue el proyecto La Jaula Dorada.
En la idea inicial, solo seis personas convivirían en una lujosa mansión durante un año sin competir. Aquel que resistiera los 12 meses de encierro, sería premiado con 1 000 000 de florines. El formato evolucionó tomando elementos de otros programas, como The Real World de MTV, que grababa a personas anónimas conviviendo, y Expedition Robinson de Suecia, que añadió la competitividad y las eliminaciones. Había nacido GH.
Ya que hablamos de orígenes, sépase que la idea original era la resistencia (con perdón) ante las expulsiones. Ahora la idea es el escándalo, la búsqueda simplona y estridente de llamar la atención y la puesta en escena de tramas esperpénticas y huecas. Poco tiene de experimento sociológico y mucho de zoológico.