El nuevo programa de debate intergeneracional, Demos: El Gran Sondeo, debutó en Telecinco con Risto Mejide al frente. Con un 10,4% de share y 658.000 espectadores, superó la media de la cadena.
Judith Victoria Cherquis
El nuevo programa de debate intergeneracional, Demos: El Gran Sondeo, (¡esa manía de añadir un subtítulo explicativo como si el espectador no fuese capaz de entender la propuesta sin una muleta descriptiva!) debutó en Telecinco con Risto Mejide al frente.
Alcanzó un 10,4% de share y 658.000 espectadores con lo que supera la media de la cadena. Claro que no pudo desbancar al líder del prime time, Mask Singer en Antena 3, que sigue capturando la atención con un 14,5% de audiencia.
Así, Telecinco volvió a mover las fichas en el tablero del prime time, en detrimento (por lo que se vio ayer) de las Abogadas de TVE.
Prime time. Miércoles 23 de octubre
- ‘Las abogadas’ marca mínimo con un 9% y menos de un millón de espectadores.
- ‘Mask Singer’. Segunda semana con un 14,5%
- Cine de Cuatro. ‘Underwater’ (5,1%)
- ‘Demos. El gran sondeo’ 10,4% con un punto por encima de la media de la cadena.
- ‘#Caso’ de laSexta, que marca un 4,4% (0,4% a la baja)
Demos: El Gran Sondeo de Risto Mejide se Estrena en Prime Time
Demos está producido por Mediaset y Fremantle España (productora también de Got Talent, Martínez y Hermanos, Mask Singer (¡sí!, compite consigo mismo y se queda con todo el pastel del miércoles!), etc.
En este horario solía estar Cine 5 Estrellas (espacio “comodín” que va de aquí para allá). La propuesta de ficción de Telecinco pasará a los lunes para ocupar el vacío que deja Entrevías.
Así las cosas, 10,4% de share y 658.000 espectadores. Este resultado mejoró la media de la cadena pero se quedó corto frente a Mask Singer. El programa de Arturo Valls continúa con su reinado imbatible en Antena 3 con un 14,5% y más de un millón de fieles seguidores.
El programa de Mejide tuvo sus momentos de lucidez —logrando captar la atención de casi tres millones de espectadores en algún punto de la noche—, pero no consiguió mantener la tensión necesaria para mantener a los curiosos que sintonizaron (¡que palabra antigua!) Telecinco para curiosear.
Lo que sí parece haber logrado es dividir a la audiencia: mientras unos alababan la propuesta por su intento de sacar a la luz las tensiones generacionales en debates como el de la vivienda o la monarquía, otros criticaban la falta de frescura y originalidad del formato, que para algunos espectadores tenía más sabor a La Sexta que a Telecinco.
Y es que, pese al esfuerzo por generar interés a través de choques generacionales y temas candentes, Demos no consiguió escapar de ciertos clichés propios de la televisión (¿de la cadena?) actual.
Comentarios en redes sociales apuntaban al desgaste de la fórmula de meter participantes seleccionados más por sus reacciones predecibles que por aportar una mirada genuinamente diferente. “¿De verdad este es un censo aleatorio?”, se preguntaban algunos usuarios en X (la antigua Twitter), mientras otros veían en los discursos una puesta en escena excesivamente teatral.
Debate Intergeneracional en Telecinco
El recuerdo del reciente “No sé de qué me hablas” en TVE, conducido por la siempre moderna y genial Mercedes Milá, igual deja a Mejide en desventaja en cuanto a frescura y carisma.
Mientras que el programa de Milá ofrecía un espacio más auténtico —aunque con una audiencia mucho más discreta—, la propuesta de Telecinco parece más preocupada en impactar que en profundizar.
En definitiva, un inicio moderado para Demos, aunque se puede considerar un aprobado en términos de audiencia. Queda en el aire la pregunta de si este formato tiene lo necesario para mantener la atención en un entorno mediático tan competitivo.
Por ahora, Telecinco parece satisfecho con la primera toma de contacto. Sin embargo es evidente que tendrá que afinar su estrategia si quiere superar a las propuestas más consolidadas y frescas de la competencia.
Al fin y al cabo, el debate sobre temas de actualidad merece más que un show de gradas y un presentador con el ceño fruncido. O tal vez, para algunos, eso sea exactamente lo que necesitan: un espacio donde se refleje, en directo, la división de una sociedad que parece encontrar su identidad en la polarización constante sin intención de lograr escuchar sin prejuicios ni querer empatizar. Como siempre en la televisión, el tiempo (y los índices de audiencia) darán la última palabra.