Un vídeo viral muestra al reportero Rubén Gisbert, colaborador de Horizonte de Cuatro TV, arrodillándose en el barro para aparecer más sucio en pantalla.
Judith Victoria Cherquis
Durante la reciente cobertura de la DANA en Valencia, el reportero del programa Horizonte (Cuatro, Mediaset), Rubén Gisbert, protagonizó un episodio muy lamentable. Gisbert se arrodilló para ensuciarse intencionadamente (aún más) las rodillas con barro, aparentemente con el fin de añadir dramatismo a su cobertura.
En el video se observa al reportero yendo a arrodillarse para mancharse más aún. Así, este gesto, que muchos interpretaron como una exageración deliberada, desató una ola de críticas en redes sociales, donde varios usuarios comenzaron a cuestionar tanto la autenticidad como la ética periodística de esta cobertura.
De barro hasta el cuello
“El mismo barro que miles de voluntarios ayudan a limpiar cada día a los damnificados. El mismo barro que engulló pueblos enteros y en el que siguen buscando los cuerpo de sus familiares y allegados desaparecidos, es el mismo barro que usa Gisbert” para… ¿maquillar su reporte? ¿para darse más importancia? ¿de verdad?
George Orwell escribía que siempre hay alguien mirando. En nuestros tiempos la cuestión es que siempre hay alguien grabando. No ser auténticos en esta época del vídeo y la viralidad, es muy arriesgado. Ruben: “no se puede sacar de donde no hay”.
Repercusiones del equipo
Iker Jiménez, conductor de Horizonte, se vio obligado a aclarar públicamente que él y su equipo desconocían las acciones de Gisbert, calificó el acto de “despreciable” y aseguró que Horizonte no guioniza sus reportajes.
Jiménez, visiblemente afectado por la situación, anunció que Gisbert no volverá a participar en el programa, lamentó el impacto negativo de este incidente en la credibilidad del programa.
Este episodio resuena con las reflexiones de Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás, donde examina cómo los medios pueden distorsionar o amplificar el sufrimiento para captar la atención de la audiencia. Según Sontag, este tipo de representaciones pueden alejarnos de la verdadera comprensión de los eventos al reducirlos a imágenes impactantes y manipuladas.
Una vergüenza.